miércoles, 24 de abril de 2013

FERIA DEL LIBRO: “La gente normal es la más rara”


El  domingo 21 de abril de 2013, en el espacio “Conversaciones que le cambiarán la vida” en la FILBo, se encontraron Juan José Millás y Guido Tamayo para hablar del oficio del escritor y de la obra que Millás publicó recientemente con editorial Seix Barral, Vidas al límite. Quien aquí escribe asegura que, como lector de Millás, salió absolutamente complacido de la conversación y tiene ahora la convicción de que no hay que mentir para encantar a un público. 
Millás, con la misma paciencia con que el minutero persigue al segundero, dice ante su auditorio que quien se acerca a la lectura o a la escritura está mal. Mal en el sentido en el que buscarse en un libro implica estar inconforme con algo en el mundo real, si no con todo lo que en él hay. No dijo que leer o escribir fuese malo. El escritor y periodista español apunta : “lo único que le incita a leer a un chico, a una chica de quince años es estar jodido”, y el público ríe. Una risa que baila entre la incomodidad de saberse descubierto y la tranquilidad de sentirse comprendido, se extiende por la sala y Millás, escritor y lector, procede entonces a hablar sobre su oficio en las letras. El lector y el escritor deben entenderse dentro de un mismo orden, hablar un mismo lenguaje, saberse como dos caras de una misma moneda, el escritor le dice a su lector: tu razón y la mía son la misma.
Pero lo de la lectura fue solo un pequeño comentario al margen del evento, pues la conversación versó de mucho más: el oficio de escribir, los tipos de personajes sobre los que se escribe, el proceso de creación del escritor y sus motivaciones entre otras tantas cosas, fueron temas que se trataron durante la hora y media de conversación que se quedó corta, pues seguramente el público habría deseado más.
 Millás respondió a las preguntas de Guido Tamayo con la tranquilidad de quien habla entre amigos, e hizo gala del humor irónico que se lee en su obra y de la sinceridad natural que caracteriza a su prosa. A quien tenga dudas de que escribir es un oficio, le ha de quedar claro que el del escritor, para Millás, es un oficio tal como el de fontanero o relojero: en todos se busca una eficacia, una utilidad, en palabras del autor: “cuando escribes, todo lo que pones debe estar al servicio de algo, debe ser parte de un circuito, cumplir un fin”.
De ese cuidadoso proceso creativo del oficio del escritor, que pone cada palabra en su obra pensando en la utilidad que debe cumplir dentro de la maquinaria, resulta con éxito una obra funcional en sí misma:Vidas al límite. Sobre esta pieza, producto de un seguimiento periodístico que, según Millás, podría haber llevado por título “El proyecto sombra”, se habló en la segunda mitad de la conversación. Vidas al límite, de editorial Seix Barral, es el trabajo que publica Millás después de haberse convertido en la sombra de personas “comunes y corrientes”, pues el autor tiene la certeza de que “la gente normal es la más rara”; así, se dispone a escribir sobre vidas normales como la de una mosca y la de un hombre que le permite convertirse en su sombra en su último día de vida. Y escribiendo sobre vidas, Millás habló a su auditorio y dejó flotando en el aire los comentarios que seguramente dieron un vuelco a las vidas de quienes, esa noche  confimaron que Millás es un relojero.

 Prensa Feria del Libro

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