Millones de personas pagan para
afiliarse a clubes de adelgazamiento y asisten cada semana a sus sesiones con
el objetivo de perder tallas, bien para volver a usar sus pantalones favoritos
o para sentirse bien consigo mismos.
Sus testimonios hablan de recuperar
confianza en sí mismos o de la felicidad de ser delgados, pero también del
perverso efecto de perder y ganar peso en un permanente y frustrante sube y
baja.
Idea de un ama de casa
En 1962 Jean Nidetch, un ama de casa
de Nueva York, fue la primera en identificar un mercado en los grupos de
pérdida de peso.
Ella misma había perdido peso gracias
a los consejos de la oficina de Salud de la Alcaldía de Nueva York y empezó a
compartir la experiencia con otras amas de casa una vez a la semana en su casa.
Así empezó a vender sus charlas,
entrenó a otros líderes de grupo... así nació Weight Watchers, una de las
empresas más famosas del mundo en planes de dieta y control de peso.
Weight Watchers usa un sistema llamado
ProPuntos, que asigna a las comidas un valor y a los miembros un número fijo de
puntos que pueden consumir por día.
Ahora existen muchos otros programas
en el mercado, como Slimming World –que divide la comida en tres categorías:
libres, saludables y "pecados"- o clubes como el Rosemary Conley, que
se enfoca en ejercicios tanto como en la dieta.
Los clubes de dieta pueden ofrecer a
quienes desean perder peso una guía para comer más sanamente, un grupo para
motivar y dar apoyo moral, así como consejos sobre ejercicios y cómo establecer
rutinas saludables.
Drama británico
En 2012 más de 27 millones de personas
en Reino Unido reconocían estar siguiendo una dieta.
El país europeo tiene un creciente
problema de obesidad. Se estima que para 2050 el 60% de los hombres, el 50% de
las mujeres y el 25% de los niños británicos serán obesos.
¿Son los clubes de adelgazamiento la
solución para reducir las cinturas de los británicos?
Desde 2007 el Sistema Nacional de
Salud (NHS, por sus siglas en inglés) empezó a referir pacientes a centros de
este tipo para ayudarlos a perder peso y, según sugiere un estudio publicado en
2011 por el Boletín Médico Británico, la estrategia está funcionando.
Investigadores de la Universidad de
Birmingham compararon los programas del Weight Watchers británico, Rosemary
Conley y Slimming World.
La
adictiva euforia del logro
La mitad de un grupo de 740 pacientes
fue referido a planes comerciales de adelgazamiento y la mitad a programas del
NHS.
Tras 12 semanas se encontró que la
mayor pérdida de peso (4,4 Kg.) la tuvieron pacientes enviados a Weight
Watchers y que la menor (1,4 Kg.) en los que siguieron programas del sistema
público de salud.
Otro estudio publicado en la revista
especializada The Lancet en 2011 y que fue realizado por el Laboratorio de
Nutrición del Consejo de Investigaciones Médicas de la Universidad de Munich,
Alemania, y la de Sidney, Australia, encontró que los pacientes que siguieron
planes de Weight Watchers perdieron el doble de peso de quienes fueron
atendidos por sus doctores.
Aunque este trabajo fue financiado por
Weight Watchers, los investigadores aseguran que se trató de un estudio
totalmente imparcial. El estudio duró 12 meses, por lo que no tomó en
consideración el problema de mantener el peso en el largo plazo.
Problema de peso
Mantener el peso parece ser el gran
problema. Un estudio de la misma Weight Watchers, publicado en el Boletín
Británico de Nutrición, analiza el éxito de sus programas en un lapso de cinco
años.
El Dr. Carl Heneghan, director del
Centro de Medicina basada en Evidencia de la Universidad de Oxford ha analizado
esas cifras y afirma que "lo que muestran es que después de dos años cerca
del 20% mantiene su peso objetivo. A los cinco años desciende al 16%".
"Así que básicamente escoges a la
mejor gente, a los miembros antiguos y ves como incluso ellos se esfuerzan.
Mientras que la mayoría de la gente no alcanza el peso objetivo en el largo
plazo".
"Después de 40 años en eso,
¿cuándo la gente va a despertar y reconocer que esta no es la solución?",
se pregunta Heneghan.
Richard Samber, exdirector financiero
de Weight Watchers entre 1968 y 1993, reconoce que si una persona no logra
mantener el peso, entonces seguirá regresando a los planes de la compañía.
"Es una éxito porque el otro 84%
tiene que regresar y hacer los planes de nuevo. Allí es donde está el
negocio", dice.
Pero esa idea es algo que niega la
jefa científica de Weight Watchers, Karen Miller-Kovach.
"No creo que eso sea lo que llevó
a crear la compañía hace cincuenta años. Puedo asegurar que es no es el modelo
de negocios de hoy".
"No podemos mantener un negocio
basado en los fracasos (de la clientela). Hay una razón por la que hemos
permanecido por cincuenta años, porque la gente acude a nosotros una y otra vez
para ayudarles con sus condiciones crónicas en el mantenimiento del peso".
Al referirse al estudio que señala que
en cinco años sólo el 16% de la gente pesa menos que cuando empezó el programa,
Miiler Kovach reconoce que "no es todo lo que quisieran".
"¿Pero cuál es la
alternativa?" se pregunta y se responde: "la alternativa es no hacer
nada".
Debate saludable
La efectividad de los clubes de
adelgazamiento genera reacciones a ambos lados del debate.
La psicoterapeuta Susie Orbach acusa a
los clubes de mantener a sus miembros de poner a sus integrantes en
"camisas de fuerza" de por vida con expectativas irreales, mientras
que la escritora Leila Morris dice que ayudan a mejorar la salud y dan a la
gente "herramientas duraderas para perder peso".
La psicóloga Traci Mann, de la
Universidad de Minnesota, ha realizado una exhaustiva investigación sobre los
comportamientos de alimentación y dice que es tiempo de atacar la obsesión con
la pérdida de peso.
"Si logramos que la gente se
enfoque en la salud en ligar del peso como suele hacerse, estaríamos muchos
mejor en todos los aspectos".
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